San Bartolomé Apóstol Oleo SXVIII Escuela Colonial Mexicana

Descripción

San Bartolomé Apóstol Oleo SXVIII Escuela Colonial Mexicana

Te presentamos una auténtica joya del arte colonial Mexicano del siglo XVIII: una impresionante pintura al óleo sobre tela de gran formato que representa al Apóstol Bartolomé. Esta obra maestra captura la esencia de la época colonial en México y la devoción religiosa que caracterizaba la vida en ese entonces.

El creador de esta obra, cuyo nombre ha quedado perdido en la historia, nos legó una pieza de arte excepcional. El estilo pictórico refleja la influencia de la escuela colonial, con su meticulosa atención a los detalles y su uso magistral del óleo para lograr efectos de luz y sombra que realzan la dramatización de la escena.

La pintura de “San Bartolomé Apóstol” en su momento previo a ser desollado es una representación impactante y conmovedora de su martirio. Sus brazos atados a un poste por encima de su cabeza, su cuerpo empapado en sangre y su expresión solemne y lágrimas en las mejillas crean una imagen poderosa que transmite la devoción y la pasión religiosa de la época.

Esta obra lleva la inscripción “Bartholomeus” en la esquina inferior izquierda. En la época colonial en México, existieron varias razones por las cuales las pinturas religiosas rara vez llevaban firmas de los artistas. La fe cristiana desempeñaba un papel fundamental en la sociedad colonial, y las obras religiosas se consideraban medios para propagar esa fe y la devoción, por lo que el reconocimiento del autor pasaba a segundo plano.

Además, la organización del trabajo en talleres donde varios artistas colaboraban dificultaba la identificación de un autor individual. Los artistas coloniales tampoco gozaban del mismo reconocimiento que sus homólogos europeos; a menudo se les veía como artesanos cuyo trabajo se valoraba más por su destreza técnica que por su originalidad artística.

Estas razones convergían para que la mayoría de las pinturas religiosas coloniales carecieran de firmas. En la actualidad, la firma de un artista es un elemento valioso para la valoración de una obra de arte, pero en aquel entonces, el valor religioso de la pintura superaba la importancia de la firma.