En 1970, nuestra familia abrió su primera tienda de antigüedades en Monterrey, NL, y durante 30 años llenamos las mansiones más lujosas de la ciudad con tesoros del mundo entero. Pero el cambio de siglo trajo consigo nuevas oportunidades. Con el auge del internet, decidimos expandir nuestras fronteras y ofrecer nuestras preciadas antigüedades en línea.
El 2 de octubre de 2001, recibimos nuestra primera orden, y era un pedido internacional: un impresionante Teponaxtle, un instrumento de percusión del siglo XIX, tallado en madera de chicozapote de las montañas de Guerrero, México. ¡Este antiguo tambor estaba destinado a convertirse en parte de la prestigiosa Colección de Música Mundial Hartenberger en St. Louis, Missouri!
Esta fue nuestra primera venta internacional y no teníamos experiencia en el envío de objetos como este, sin embargo, sabíamos que la pieza debía estar muy bien empaquetada y nos encargamos de hacer un trabajo especial para proteger el instrumento. Todo iba muy bien… hasta que cometimos un error que casi pone fin a nuestro sueño. Enviamos el paquete con la dirección incorrecta. En lugar de llegar a St. Louis, el Teponaxtle terminó en un almacén industrial cerca de Los Ángeles. Imagínense nuestro pánico al ver que nuestra primera venta internacional estaba a punto de convertirse en un desastre total.
Con un poco de suerte y mucha investigación en Netscape y las herramientas de búsqueda de la época (¡sí, Yahoo! y Metacrawler eran nuestros mejores amigos!), logramos contactar con el almacén en Los Ángeles, quienes amablemente ofrecieron tener el paquete listo para ser recogido. Pero estábamos a 2,500 kilómetros de distancia en Monterrey, sin manera de recuperarlo. Aquí es donde entra nuestro héroe inesperado: ¡David, un buen amigo que estudiaba su maestría en la USC de Los Ángeles!
Mi gran amigo hizo el largo viaje hasta el almacén, recogió el Teponaxtle y lo dejó en un UPS Store donde se encargaron de re-empaquetarlo y enviarlo a la dirección correcta. Finalmente, aproximadamente una semana después, el idiófono fue entregado a la Dra. Hartenberger. Aunque el envío y re-empaque duplicaron nuestros costos, el orgullo de saber que nuestro Teponaxtle ahora forma parte de una colección que celebra la historia musical de todo el mundo hizo que la pérdida económica que sufrimos en esta venta valiera la pena.
Hoy, casi 25 años después, nos sentimos afortunados de haber aprendido de aquella experiencia y de que este magnífico Teponaxtle esté donde siempre debió estar: en una institución que educa e inspira a miles de personas. También nos sentimos orgullosos de no haber dejado que esta mala experiencia nos desanimara, ya que con el tiempo hemos aprendido a perfeccionar nuestros métodos de embalaje y transporte y hoy en día podemos contar historias de nuestras piezas que han llegado a ser parte de instituciones importantes en todos los rincones del mundo.
Así que la próxima vez que enfrentes un desafío, recuerda nuestra historia: a veces, los errores más grandes pueden llevarte a los éxitos más gratificantes. Y si alguna vez visitas las Galerías de Arte Sheldon en St. Louis, ¡asegúrate de buscar nuestro querido Teponaxtle!