La insólita historia de una obra maestra por el mundo del crimen organizado
El 30 de marzo de 2020, a las 3:15 AM, un sujeto de 58 años usando un martillo, rompió el vidrio de dos capas que forman las puertas del pequeño Museo Singer Laren, a 30 minutos del centro de Amsterdam. Aprovechando la oscuridad de la noche y la ausencia de personal y visitantes, el delincuente se apresuró por los pasillos del museo tirando objetos y rompiendo puertas que se encontraban en su camino. Tenía muy claro su botín, una obra del genio nacional Vincent Van Gogh.
“El Jardín de la Vicaría en Nuenen en la Primavera” había sido recientemente prestado al museo para una exposición temporal por el Museo Groninger, institución que se especializa en promover el arte, diseño e historia de los Países Bajos en un impactante edificio futurista al norte del país. “The Parsonage Garden at Nuenen”, como se le conoce a la obra en inglés, fue pintada en mayo de 1884, mientras Vincent vivía con sus padres en Nuenen. En ese momento, Van Gogh estaba experimentando un período de gran creatividad, y estaba produciendo muchas pinturas de paisajes y naturalezas muertas. La pintura representa el jardín trasero de la casa parroquial donde vivían los padres de Van Gogh. El jardín está lleno de flores, árboles y arbustos, y está dominado por un gran árbol en el centro. El estilo de la pintura es realista, y Van Gogh utiliza colores brillantes para capturar la belleza del jardín.
El ladrón se movió rápidamente hasta llegar a la sala donde se encontraba el valioso cuadro. Tras arrancarlo violentamente de la pared, abandonó el lugar en cuestión de minutos. Cargando la pintura bajo el brazo, huyó en motocicleta dejando a sus espaldas pedazos de vidrio roto, un video de seguridad que captó el incidente y un espacio en la pared donde minutos antes había estado esa pieza irremplazable.
Económicamente, la pintura está valorada en unos 16 millones de euros. Artísticamente, “The Parsonage Garden at Nuenen” es una obra que representa un momento de transición en la carrera de Van Gogh. La pintura muestra su creciente interés en los colores brillantes y el estilo expresivo, que se convertirían en características definitorias de su obra posterior.
La obra es también un ejemplo de la pintura holandesa del siglo XIX. Representa la tradición realista de la pintura holandesa, pero también muestra la influencia de los movimientos artísticos modernos, como el impresionismo y el post-impresionismo. Sin duda es una pintura importante, aunque no a la altura de las obras que haría Van Gogh durante su período de arte post-impresionista.
Aun siendo una obra menor del artista holandés, el robo fue un incidente destacado en los medios de comunicación y provocó una búsqueda exhaustiva por parte de las autoridades y expertos en arte. Este caso llegó a las manos de Arthur Brand, avezado detective privado apodado el “Indiana Jones del mundo del arte”, destacado por recuperar obras de gran renombre, incluyendo las estatuas de “Los Caballos de Hitler”, un cuadro de Picasso y un anillo que perteneció a Oscar Wilde. Conocido por su habilidad para encontrar obras de las cuales se daban por perdidas hace décadas, el Sr. Brand se dio a la tarea de investigar el paradero de la obra.
A medida que pasaban los años, este Van Gogh se convirtió en un auténtico dolor de cabeza para el mundo del crimen. El ladrón y aquellos involucrados en el robo se enfrentaron a desafíos considerables para vender o beneficiarse de la obra robada debido a su reconocimiento y notoriedad en el mundo del arte.
Evidencia de ADN provenientes del marco que quedó en pedazos en el estacionamiento del museo, ayudó a los investigadores holandeses a identificar a Nils M. como el hombre que robó la pintura de Van Gogh. El acusado, quien trabajaba en un taller de reparación de automóviles, no era un ladrón novato de arte. Un registro reveló que previamente había cumplido una condena de cinco años por robar una custodia de plata dorada del siglo XVII de un museo en Gouda en 2012. Durante ese robo, Nils M., a quien se identifica sin su apellido completo debido a las leyes de privacidad holandesas, usó explosivos para volar la puerta. De igual manera este audaz ladrón fue acusado del robo de la pintura de Frans Hals, “Dos niños riendo con una jarra de cerveza”, del siglo XVII, que desapareció en agosto de 2020, de un pequeño museo, el Museo Hofje van Mevrouw van Aerden, en Leerdam. Curiosamente, era la tercera vez que esta última pieza había sido robada. Nils M., fue arrestado en abril en su casa en Baarn, una pequeña ciudad cerca de Laren y a la fecha se encuentra sirviendo una condena de 8 años en prisión además de tener una multa de casi 9 millones de Euros por el robo del Frans Hals. Pero aunque el ladrón fue capturado, la obra en sí seguía perdida.
El Van Gogh robado se convirtió en un dilema para el mundo del crimen, ya que aunque era una obra valiosa, su fama y notoriedad dificultaban su venta o comercialización en el mercado negro. Esto hacía que los delincuentes potenciales se mostraran reacios a tocar la obra, ya que podría resultar en problemas legales y dificultades para obtener ganancias de ella. La notoriedad del robo y el reconocimiento de la obra por parte del público y de las autoridades hicieron que se convirtiera en un activo difícil de vender o utilizar.
Van Gogh robado de una bolsa de Ikea
A finales de Septiembre, un colaborador anónimo se puso en contacto con Arthur Brand y le informó de su capacidad para devolver la pintura robada. Brand tuvo que establecer una relación de confianza con la persona que tenía preocupaciones acerca de los posibles problemas legales que podrían surgir al devolver la obra. En un paso crucial, Brand trabajó en estrecha colaboración con la policía holandesa, que estuvo de acuerdo en permitir la devolución de la obra de arte en un proceso preestablecido. Este acuerdo aseguró que el colaborador no enfrentaría problemas legales al entregar la pintura. La entrega de la obra se llevó a cabo en secreto. El colaborador se presentó en Amstelveld, una pequeña plaza cerca del canal de Prisengracht en Amsterdam, y entregó la pintura envuelta en una funda de almohada dentro de una bolsa azul de Ikea. La obra fue cuidadosamente autenticada por Andreas Blühm director del Museo Groninger quien esperaba en el bar de la esquina. La autenticación confirmó que la pintura era, de hecho, el Van Gogh robado. Finalmente la pintura fue entregada a las autoridades para documentarla como evidencia y una vez terminado el proceso se envió al Museo Van Gogh en Ámsterdam. Allí, la obra está pasando por un análisis, evaluación y restauración expertos.
Las obras de arte de artistas reconocidos, especialmente las que se encuentran en buen estado de conservación, suelen aumentar su valor con el paso de los años. Sin embargo, una de las principales ventajas del arte como inversión es que es un activo difícil de robar. Las obras de arte importantes son muy difíciles de vender en el mercado negro, ya que los compradores potenciales son conscientes de su valor y de la dificultad de venderlas sin ser detectados. Por ello, los ladrones suelen optar por robar objetos más fáciles de vender, como joyas, autos o aparatos electrónicos.
El caso de “The Parsonage Garden at Nuenen” es una muestra de que el arte es una forma de inversión segura y rentable. Las obras de arte son objetos bellos y únicos que pueden proporcionarnos placer y satisfacción durante toda nuestra vida. Por ello, el arte es una forma de inversión que puede brindarnos tanto beneficios económicos como estéticos.
